El tercero

Un tercero sin ascensor, con una escalera estrecha, antigua y descolorida, digna de una película de terror; pero era el apartamento más bonito que había visto en mi vida: luminoso, tranquilo, con mucho espacio y amueblado. En el momento en que lo vi pensé que por fin había encontrado mi hogar y que viviría en él para siempre. Sin embargo, un mes después, aquí estoy, haciendo las maletas. Todavía no sé cómo voy a explicar en la inmobiliaria que quiero venderlo tras haberlo habitado solo un mes. Es de locos, lo sé. Y también sé que si me quedo, viviré en compañía de alguien que no esperaba.

Seguir leyendo «El tercero»